Pobreza en México: los retos que trajo consigo la COVID-19
lunes, 7 de junio de 2021
Por: Ethos Laboratorio de Politicas Publicas
La crisis que ocasionó la COVID-19 es algo sin precedentes que ha afectado a toda la ciudadanía, pero de manera particular a las poblaciones más vulnerables, señaló Laure Delalande, directora del área de Innovación de Ethos Laboratorio de Políticas Públicas, al dar la bienvenida al webinario «Pobreza en México: perspectivas del impacto de la COVID-19», que tiene como objetivo comprender qué pasa con la pobreza en México y reflexionar sobre las perspectivas para México en este contexto.
Recordó que para 2018, de acuerdo con el Coneval, 40% de la población estaba en situación de pobreza, 7% en pobreza extrema, de manera que el escenario previo a la pandemia no era muy alentador, y las nuevas cifras parecen corroborarlo:12 millones de personas podrían caer en pobreza y 11 millones en pobreza extrema, es decir, se pasaría de 52 a 63 millones de personas en pobreza y de 9 a 20 millones en pobreza extrema.
Graciela Teruel, del EQUIDE Ibero; Rogelio Gómez, de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza;Annabelle Sulmont, del PNUD, y Rodolfo de la Torre, del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, fueron quienes compartieron reflexiones sobre estas afectaciones derivadas de la pandemia en México e hicieron importantes propuestas para hacer frente a los nuevos retos que enfrentamos como país. Moderaron el panel Laure Delalande y Néstor Genis, de Ethos.
Para iniciar el diálogo, Graciela Teruel señaló que, de acuerdo con la ENCOVID-19, en mayo del año pasado la tasa de desocupación fue de 15.5 puntos, aproximadamente 8.3 millones de desempleados, y se ha ido recuperando: en diciembre llegó a 7.1, con 3.9 millones de personas desempleadas. Desafortunadamente, en marzo de este año repuntó de nuevo para ubicarse en 7.3%, lo cual significa que hay arriba de 4.3 millones de personas desempleadas. Las mujeres presentan las tasas más altas en este monitoreo.
Recalcó que la población mexicana se ha ido empobreciendo debido a la pandemia y la recuperación no está llegando. En ese sentido, expresó que los apoyos recibidos por las personas por parte del gobierno no se encuentran bien repartidos: 3 de cada 10 personas de niveles socioeconómicos altos recibe algún programa social por parte del gobierno, mientras que en los niveles bajos, solo 5 de cada 10 lo reciben.
Mientras tanto, Rogelio Gómez destacó que en México hay una pobreza crónica, endémica, concentrada en el sur-sureste, relacionada con la exclusión y la marginación de territorios, sobre todo son comunidades indígenas, donde la pandemia profundizó la desigualdad y la precariedad del ingreso, y agregó que el impacto de mayor tamaño está relacionado con la pobreza laboral, que ya de por sí era muy alta, puesto que millones de personas no ganan lo suficiente para adquirir la canasta básica y no tienen seguridad social, aunque cuenten con un empleo formal.
Sobre la seguridad social refirió que hay un serio problema en torno a cómo fue concebida, ya que está vinculada al régimen laboral. “Hay una segmentación de origen, es discriminatoria, e incluso contradice los principios del enfoque de derechos. El caso más evidente es el derecho a la salud, que es un derecho de las personas y no debe depender de si tienes o no trabajo ni de si la persona que te contrató te afilió al IMSS”, dijo.
Por otro lado, desde el PNUD, Annabelle Sulmont enfatizó que en el estudio «Madres trabajadoras y el COVID-19», evidenció el incremento de la brecha de desigualdad entre el trabajo remunerado entre mujeres y hombres. En México, indicó, en el contexto pre COVID-19 había una tasa de participación de mujeres más baja que la de los hombres: 40.5 contra 73.3%. Además, nuestro país ocupa el penúltimo lugar en participación femenina en el mercado laboral de toda América Latina y el Caribe.
“Vemos que la presión laboral es insostenible, que los arbitrajes permanentes entre la vida laboral, las labores de cuidado, la socialización fallida del costo de los cuidados, implican externalidades que se cargan de manera desigual en las mujeres. Si bien estos factores son estructurales, se han agudizado con la pandemia. Lo que observamos de las características de la recuperación del mercado laboral es que son factores que reducen drásticamente el acceso a un trabajo de calidad, a un trabajo formal con un salario digno para las mujeres y las hace más propensas a caer en situación de pobreza que los hombres” puntualizó.
Finalmente, Rodolfo de la Torre compartió que algunas consecuencias de la pandemia son la reducción de la esperanza de vida, que podría caer hasta un año, la escolaridad en 0.7 años y el ingreso bruto de las personas podría reducirse más de 9 por ciento. Precisó también que la mayor parte del efecto del desempleo, pero sobre todo de la caída de los ingresos, ha ocurrido en estratos medios, y es ahí donde se esperaría que se concentre la recuperación.
“La mala noticia, señaló, es que esto no es así, justamente los empleos que más se han recuperado son los que corresponden al sector formal, pero no al de los estratos medios. Y cuando se recuperan los empleos de los sectores de menores ingresos, son de forma precaria. A lo que me refiero es que aunque hay una recuperación de consideración del empleo que favorece a los estratos medios, esos empleos no son los mismos que existían anteriormente”.
Un nuevo sistema de seguridad social: la gran propuesta frente a la crisis
La pandemia, afirmó Graciela Teruel, nos dejó varias lecciones. En primer lugar, nos enseñó que nuestro sistema de salud es endeble y puso de manifiesto que requerimos un sistema de salud universal que pueda atender a toda la población. Además, debemos contar con un buen sistema de vigilancia epidemiológica, equivalente al CDC, Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, así como tener un padrón ciudadano de beneficiarios y no beneficiarios de la política social, como el que tienen Chile o España.
También destacó la necesidad de invertir en ciencia y tecnología. “Hemos visto en esta pandemia justo el valor de invertir en la ciencia. Contamos en tiempo récord con vacunas contra el COVID gracias a la inversión millonaria en investigación […]. Lo más importante es construir y conservar un sistema de innovación e investigación que esté listo para arrancar estudios, análisis pertinentes, de calidad, de frontera, cuando los tiempos lo requieran”, comentó.
Para Rogelio Gómez, hay dos cosas importantes en las que se debe trabajar: la construcción de un sistema laboral que respete derechos laborales y del lado de la política social, mencionó que debemos trazar una ruta para construir un sistema de seguridad social universal o de protección social universal que no dependa del régimen laboral.
“Costear un sistema de salud universal es posible siempre y cuando no esté concentrado en los gastos de alto costo, sino en prevenir y contener enfermedades, la atención primaria en salud. Solo eso tiene un efecto de reducción de pobreza no solo porque es una carencia, sino porque México tiene el más alto gasto de bolsillo, a quien más afecta el gasto de bolsillo en salud, evidentemente es a los hogares de menores ingresos […]. Si por algún lado hay que empezar, ciertamente es por las poblaciones que tienen menores condiciones de ingreso, que viven en pobreza, reducir los factores de desigualdad.”, señaló.
Annabelle Sulmont coincidió con este planteamiento. “Hay que pensar en un sistema que sea universal, financiado mediante impuestos generales y reforzar la idea que si se adoptan medidas bajo el andamiaje institucional que hoy prevalece, vamos a terminar por proteger únicamente a un sector de la población. La propuesta de la seguridad social universal no es nueva, pero su instrumentación es compleja”, expresó.
Para que esto sea posible, agregó, se deben mejorar las tasas de recaudación, asegurar la suficiencia presupuestal y ello en un contexto en el que se ha evidenciado que es necesario incrementar el gasto público en salud, ya que México es uno de los países de la región con la más baja inversión en el sector salud. “Las grandes crisis, expresó, decimos a veces que se convierten en oportunidades para avanzar en reformas profundas, pues esta es la oportunidad para México, porque la coyuntura muestra que es apremiante el tema”.
Y Rodolfo de la Torre propuso tres acciones para enfrentar futuras crisis: apoyos oportunos a la población más pobre y a las pequeñas empresas, que son fuentes de trabajo; dar apoyos semejantes para la recuperación económica y la reactivación cuando las restricciones a la actividad productiva se hayan reducido; y a largo plazo, también mencionó la construcción de un sistema de seguridad social universal desligado del tipo de trabajo, financiado con impuestos generales para lo cual se requiere una reforma fiscal que “requiere actuar en dos frentes: ampliar la base fiscal, es decir, buscar nuevas fuentes de recaudación, pero también en muchos casos, aumentar las tasas de impuestos”.