Presidenta, ¿de dónde saldrá el dinero para todos sus compromisos?
miércoles, 9 de octubre de 2024
Por: Liliana Alvarado Para: El Economista
La semana pasada tomó protesta Claudia Sheinbaum como presidenta de México. De manera generalizada, los comentarios sobre los eventos que presidió el 1 de octubre fueron positivos, pues nadie puede negar la importancia de la llegada de la primera mujer a dicho puesto. Sin embargo, con el paso de los días el furor ha cedido y volvemos a ver con claridad que el país está inundado de problemas, muchos de los cuales se han ido profundizando con el paso del tiempo.
Las finanzas públicas son el problema más grande que enfrenta esta administración, ya que es la columna vertebral de todos los asuntos públicos. Es decir, sin presupuesto, las políticas públicas no cobran vida. La principal preocupación radica en la dificultad que tendrá el gobierno para cuadrar contablemente sus ingresos y gastos. En lo que se refiere a los ingresos, se ha subrayado en numerosas ocasiones que la recaudación tributaria de México es baja en comparación con otros países miembros de la OCDE, pero también cuando nos medimos con naciones de América Latina como Brasil, Argentina, Chile, Colombia y Bolivia.
La preocupación aumenta cuando se analizan los compromisos adquiridos por la nueva presidenta. En un primer momento, se busca concluir las obras insignia de la administración del expresidente López Obrador. Algunas de ellas no se habrán concluido para finales de año, por lo que será necesario asignarles recursos para el 2025. Los detalles los tendremos a mediados de noviembre, cuando se presente el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF); sin embargo, es evidente que por lo menos el Tren Interoceánico del istmo de Tehuantepec y el Tren Maya requerirán más recursos. En lo que respecta al Tren Maya, la presidenta ha manifestado su intención de ampliar el proyecto para que, además de ser un tren de pasajeros, también sea de carga. Aunado a ello, se requiere asignar recursos al inconcluso Tren Interurbano México-Toluca, herencia de la administración de Enrique Peña Nieto.
Igualmente, durante su campaña, la actual presidenta prometió implementar una serie de medidas que supondrán una carga pesada, presupuestalmente hablando. Entre ellas tenemos la pensión para mujeres adultas mayores de 60 a 64 años. Recientemente detalló que el apoyo de 3,000 pesos se otorgará por etapas y que durante el 2025 sólo se entregará a mujeres afroamexicanas e indígenas, así como a mexicanas de 63 y 64 años. Asimismo, se plantea la beca universal Rita Cetina Gutiérrez para estudiantes de preescolar, primaria y secundaria a nivel nacional, la cual iniciaría en 2025 con los estudiantes de secundaria y un monto de 1,900 pesos al bimestre (se garantiza la entrega de 700 pesos adicionales para familias con más de un hijo estudiante). De igual forma, la presidenta habló sobre la posibilidad de aumentar los salarios a miembros de las Fuerzas Armadas, policía, maestros, personal de salud, entre otros.
En campaña, Claudia Sheinbaum también presentó sus propios proyectos de infraestructura y enfatizó en la ampliación de puertos, la modernización de caminos rurales y la creación de carreteras, por mencionar algunos. Sin embargo, el 1 de octubre no escatimó en plantear la construcción de más trenes a lo largo y ancho del país, empezando por el banderazo de salida que recientemente le dio a la construcción del México-Pachuca. En el zócalo capitalino también prometió la creación de las Farmacias para el Bienestar, el financiamiento de un Sistema de Cuidados, la construcción de universidades y por lo menos un millón de nuevas viviendas. Incluso dejó ver que durante su sexenio se pondrá en órbita un satélite propio.
Un tercer elemento de preocupación proviene del apoyo que la administración anterior le brindó a Pemex. Es sabido que, además de que se le inyectaron recursos, se le condonó el pago de contribuciones por derechos como el de utilidad compartida y el de extracción de hidrocarburos. El propósito, en teoría, fue contribuir a sanear su situación financiera, lo cual no se logró, pues Pemex es la petrolera más endeudada del mundo. Actualmente, estamos a la expectativa ante la continuidad, o no, de dicha estrategia fallida, que ha representado una carga significativa para el erario.
Todos los compromisos de Sheinbaum son contradictorios con la idea de reducir el déficit público de 5.9% del PIB a 3.5% del PIB para 2025. Adicionalmente, a este contexto complejo habría que añadir la expectativa de un bajo crecimiento económico, pues incluso Bank of America ha pronosticado un crecimiento del PIB para el 2025 del 0.8 por ciento. Tarde o temprano habrá que darle certeza a los mercados (y a la ciudadanía) de cómo se van a financiar todos los compromisos planteados. Será responsabilidad de la nueva presidenta garantizar que el entusiasmo por su llegada dure más allá de un par de semanas, pues es de conocimiento general que la “chequera” del gobierno federal no tiene fondos infinitos, sino todo lo contrario.