¿Qué futuro socioambiental nos ofrecen las candidatas a la presidencia?
Fecha de publicación: lunes, 6 de mayo de 2024
Por: Néstor Genis y Fernanda Flores Para: Animal Político
Quien asuma la presidencia de México el próximo sexenio enfrentará grandes retos socioambientales. La triple crisis planetaria que enfrentamos (cambio climático, contaminación y pérdida de biodiversidad) requiere urgentemente de la atención de un gobierno que entienda las problemáticas y lidere la acción colectiva para atenderlas. Sin embargo, ninguna de las candidaturas ha demostrado dimensionar la magnitud de este desafío o, por lo menos, a lo largo de sus campañas no le han dado la importancia que requiere.
La actual administración federal también ha quedado a deber. Por una parte, el discurso descalificador que el ejecutivo ha promovido en contra de las personas defensoras del medio ambiente es muy preocupante en un contexto ya de por sí peligroso para ellas, con un acumulado de 123 eventos de agresión tan solo en el 2023, y de los cuales en la mitad de los casos el principal agresor ha sido el gobierno.
Asimismo, es evidente que el sector ambiental no ha sido una prioridad cuando se analizan la reducción presupuestal y los cambios administrativos en las dependencias públicas claves del sector. Durante este sexenio, el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) y el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) fueron absorbidos por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), quitándoles autonomía en nombre de la austeridad republicana. Se tiene el mismo plan para la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).
Con estos antecedentes, es claro que la nueva administración deberá hacer cambios sustanciales en su política ambiental y, para saber si esto realmente es una prioridad, vale la pena analizar las plataformas electorales y el discurso de las presidenciales a lo largo de su campaña.
Por ejemplo, según el análisis comparativo realizado por la coalición de organizaciones de la sociedad civil México Resiliente, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez lideran las propuestas en las 10 temáticas consideradas clave para el Plan de Descarbonización y Resiliencia Climático 2024-2030, mientras que Jorge Álvarez Máynez se queda considerablemente atrás en propuestas. No obstante, el candidato fue el único que participó en el encuentro con sociedad civil al que se les convocó para dialogar sobre las propuestas que tienen estas organizaciones para fortalecer su agenda ambiental y trabajar en conjunto. La apertura a colaborar con los diversos actores de la sociedad y construir en conjunto es una característica necesaria para que el gobierno atienda estas problemáticas y, de momento, las dos candidatas han quedado a deber en ese sentido.
Otras pistas de cómo pretenden abordar estos desafíos las podemos obtener de su participación en el reciente debate en el que se abordó la temática de cambio climático y desarrollo sostenible. Sorprendentemente, el más “radical” y quien abordó temas sustanciales fue Máynez. A pesar de que en el papel las candidatas tienen más propuestas no supieron, o no quisieron presentarlas ante la ciudadanía, y prefirieron destinar su tiempo a la vieja estrategia de desprestigiar a su rival.
El candidato Máynez recalcó la importancia de la justicia intergeneracional y climática, de que la transición energética sea incluyente, la necesidad de una reforma fiscal progresiva e impuestos verdes. Incluso mencionó cómo el 1 % más rico de México contamina más que el 80 % del país e increpó a transnacionales como Coca Cola y Nestlé por sus grandes concesiones de agua. Además abordó otras ideas interesantes, como destinar lo recaudado por el IEPS a electromovilidad en transporte público y a la creación de un fondo de obras hídricas. No obstante, hay que tener en cuenta que, al ser el último en las encuestas, su estrategia ha sido hacer propuestas disruptivas para captar al electorado más joven, pero probablemente su postura sería más conservadora si fuera puntero.
En su exposición, Sheinbaum estructuró sus propuestas a partir de los dos elementos de la agenda climática: mitigación y adaptación. Sobre el primero, concordó en la importancia de la transición energética y aseguró que replicarán iniciativas impulsadas en la CDMX como la promoción de la energía solar y la electromovilidad. En adaptación resaltó el desarrolló un Plan Nacional de Aguas y cambios en la Ley de Aguas para solucionar la crisis hídrica para consumo familiar, el campo y la industria. También destinó tiempo a defender los logros de la actual administración, algunos de los cuales no podrían considerarse como tal, como la gran cantidad de territorio declarado Área Natural Protegida, pero sin presupuesto para atenderlas, o el enorme presupuesto de Sembrando Vida, pero con resultados insípidos.
Gálvez también recalcó la importancia de la transición energética y la participación del sector privado en esta, así como de insumos clave como el gas natural y el hidrógeno verde. Se comprometió a que para el 2030 el 50 % de la energía sea renovable y cero neto de emisiones para 2050, pero también a hacer de Pemex una empresa eficiente. Además, destacó que atendería la crisis hídrica promoviendo el tratamiento y reúso del agua, aunque también propuso cosas cuestionables como el uso del Lago de Texcoco para almacenar agua potable.
En sus discursos se pueden identificar algunas prioridades compartidas, aunque con diferentes enfoques y sin dejar muy claros los “cómos”: transición energética, atención de la crisis hídrica y promoción de la electromovilidad y energía solar de uso doméstico. Sin embargo, para todas estas propuestas queda la duda, ¿cómo se va a financiar? Sólo el candidato de Movimiento Ciudadano dio algunas pistas al mencionar la reforma fiscal progresiva e impuestos verdes.
La ciudadanía es cada vez más consciente de cómo el deterioro medioambiental afecta su calidad de vida y, por ello, de la necesidad de que el gobierno realice acciones para protegerlo. Esta percepción seguirá incrementándose de manera paralela a las problemáticas, por lo que sería un error de cualquier aspirante a un cargo público no priorizar acciones en la materia. Esperemos que esto sea cada vez más evidente para la futura presidenta de México y reencamine los esfuerzos para enfrentar estas crisis.