No, no es normal este calor
Fecha de publicación: sábado, 25 de mayo de 2024
Por: Juan Felipe Santana Para: Animal Político
El calor es una bomba de tiempo del cambio climático. El cambio climático no solo es el aumento de 2 o 3 grados, sino las consecuencias socioambientales que lo acompañan. Un incremento de tan solo dos grados transforma radicalmente nuestro mundo: disminución de alimentos, aumento del estrés hídrico, incremento del calor en las ciudades y un mayor consumo de energía son solo algunas de las realidades que enfrentamos. ¿Podremos seguir funcionando de la misma manera en un mundo con menos recursos y precios más elevados? Esta pregunta nos confronta con la urgencia de repensar nuestro enfoque frente al cambio climático.
No podemos ignorar las cifras alarmantes que revelan cómo el aumento de temperatura está transformando nuestro mundo, especialmente en México. De acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial, el año 2023 fue un año récord en términos de temperatura, con un aumento significativo en comparación con décadas anteriores. México, desafortunadamente, lidera esta carrera hacia un clima más cálido, con aumentos preocupantes registrados en diversas regiones.
Los impactos del calor extremo son devastadores. Las altas temperaturas registradas en lugares como el Valle de México, que tan solo en sus primeras tres olas de calor no solo batieron récords, sino que también cobraron un precio en la calidad de vida de las personas, tan solo pensar en las 10 contingencias hasta ahora declaradas. La sequía, exacerbada por el cambio climático, también ha golpeado duramente a México, afectando la agricultura y provocando escasez de alimentos y aumentos en los precios. Desde la producción de caña de azúcar en México o hasta el cacao si nos vamos a otras latitudes, vemos cómo el cambio climático no solo amenaza nuestro medio ambiente, sino también nuestra economía y seguridad alimentaria.
En el caso del cacao, la escasez global ha alcanzado el 11% durante la temporada 2023/2024 debido a la sequía en África Occidental, que proporciona aproximadamente el 80% de la producción mundial. Mientras tanto, en México, la producción azucarera está en su punto más bajo en la última década, con una caída del 10% en comparación con la zafra anterior, lo que ha llevado a aumentos significativos en los precios del azúcar en el mercado nacional.
La agricultura es una de las áreas más vulnerables. Se prevén reducciones en rendimientos entre 5% y 20% en las próximas dos décadas, y hasta un 80% a finales de siglo para algunos cultivos y estados. Además, ciudades como Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey podrían sumar pérdidas económicas que rebasen los mil millones de dólares en esta década debido a eventos climáticos extremos.
Es hora de dejar de normalizar lo que no debería ser normal. El cambio climático no es un problema abstracto para el futuro, es una crisis que ya está afectando nuestras vidas. No son normales las temperaturas que sentimos, ni tampoco es normal la desigualdad en las emisiones de carbono, pues subraya una injusticia fundamental en la distribución de la responsabilidad y el impacto del cambio climático. Mientras que los ricos contribuyen desproporcionadamente a la crisis climática, son los más pobres quienes sufren las consecuencias más graves.
Es un recordatorio contundente de que el cambio climático no es solo una crisis medioambiental, sino también una crisis de justicia social y sin lugar a dudas, civilizatoria.